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viernes, 16 de noviembre de 2012



Crisis? What crisis?


“Esto no es una crisis, es que ya no te quiero”

   Según la ventana a la que te asomes, se diría que los colores han desteñido y solo queda un paisaje en blanco y negro con mucho gris de por medio.
   Asistimos atónitos al exterminio de la clase media, a la imposibilidad para muchos millones (cada día más) de llevar una vida digna, y así, la sensación de que la ignominia y la crueldad habitan dos calles más abajo crece a cada momento.
   En medio de este panorama se siguen escuchando discursos caducos que hablan de derechas e izquierdas, como si importase un rábano la dirección del movimiento horizontal. Más nos valdría mira para arriba e intentar, con todas nuestras fuerzas, elevarnos por encima de nuestras miserias.  Subir o enfangarnos, éste es el dilema. No hay otro. Desaparece la clase media porque en el medio no va quedando nada, todo se polariza a la velocidad de vértigo. Los ricos más obesos, los pobres más escuálidos, la oscuridad más negra, la luz más intensa.
   No es una crisis. Is the end of the world as we know it, como decía la canción. Por eso, entre tanta palabra falaz y tanta mentira, voces como las del doctor Rath se dejan oír sin trampa ni cartón y huelen a limpio. La integridad, la suya y la de tantos otros, es una bendición y una necesidad en estos tiempos donde nuestra historia de amor con el consumismo compulsivo, el pelotazo y la tarjeta de crédito va abocada irremediablemente al divorcio.







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